Hoy es el día de la creatividad y en el Taller de Enrique Brossa tenemos que celebrarlo. Os contaré algo:
Toda mi vida he tenido una gran duda: ¿creatividad o rentabilidad? Es algo que ha marcado todos y cada uno de los minutos de mi vida. Mi padre era un hombre serio, formal, y un auténtico experto en rentabilidad. De un realismo sin fisuras. Mi madre parecía una mujer cargada de aptitudes artísticas, que cantaba muy bien, tocaba el piano, pintaba… Así era también mi abuelo materno.
Llegó la edad de escoger una carrera y pospuse mi interés por lo artístico-literario y lo filosófico, que era otra de mis vocaciones, e ingresé en una de esas escuelas de negocios que aparecen todos los años en los rankings de las mejores escuelas de negocios del mundo elaborados en periódicos como el Wall Street Journal, el New York Times…
Un día me propuse realizar un autorretrato literario y, entre otras cosas escribí. “Mi firma, como mi vida, está hecha de trazos paralelos, es decir, que no convergen.”
Acabada la carrera, no me fue difícil acceder a puestos de dirección en algunas multinacionales. Trabajos absorbentes que me hicieron olvidar otros sueños, pero me proporcionaban altos salarios.
Un día fui a ver a mis padres a su casa. Mi padre empezó a mostrarme todas sus últimas ideas para poner en marcha. Me leyó sus cartas, sus argumentos, dibujaba planos… Entonces me di cuenta de que me había equivocado. Mi padre era también creativo y artístico, y de ahí habían brotado sus beneficios. Y ahora yo era un ejecutivo por cuenta ajena, aburrido por la diplomacia de pasillo, y rodeado de fantoches y trepas en general bastante vulgares e indeseables.
Los años pasan y ves que el tiempo, la vida, es más importante que el dinero. Es triste, muy triste, cuando te das cuenta de que tu supuesto éxito no te da más que dinero. Tenía la sensación de que muchos matarían por tener mi despacho futurista y mi coche de empresa, pero yo eso… no lo valoraba. Me sentía culpable de ser un niño mimado y apático que no sabía apreciar su suerte, sus privilegios, ni sus propios aciertos. Mi deber, el deber de un hombre, y más cuando se convierte en padre, consistía supuestamente en ser un proveedor. Traer a casa cuantos más ingresos, mejor.
Un día tuve la sensación de estar empezando a enfermar. No podía escribir un email de trabajo sin poner mi toque literario. No os lo creeréis, pero se me escapaba. Todo lo que yo quería estaba siempre pospuesto. No me sentía en mi verdadero medio, como un calamar en un despacho. Tuve la sensación de que tener una faceta, que otros dicen admirar, iba en mi contra. Me generaba una profunda insatisfacción no ser un tipo lo suficientemente corriente. En realidad, no es que yo sea muy raro… Pero el seguimiento de las cifras del margen de contribución de mis negocios no me provocaba ningún tipo de alegría de las que persisten al llegar a casa.
Tuve que dejar de malgastar mi vida y mi talento. Era casi una cuestión de salud para mí. Confirmo que la vida es mucho más fácil si no posees ciertas facetas. Pero si te toca, te toca. Tienes que asumirlo y buscar un lugar para tu creatividad y para ti.
Volví a escribir. Y no solo eso. Inventé un personaje que se llama Enrique Brossa. Su misión es ayudar a otros a desarrollar y canalizar su creatividad. Ahora mi coche lo tengo que comprar yo, porque no tengo una empresa que me lo incluya en mi contrato de ejecutivo. Pero cuando termino una de mis sesiones de Coaching de Escritor, o cuando finalizo una Incubadora de Novelas, o un Taller de Narrativa me siento bien, porque hago eso que realmente tiene valor para mí, y es con lo que disfruto.
La historia del ser humano arranca en el momento en el que unos primates empezaron a pintarrajear las paredes de las cuevas con sus escenas de caza. Es el primer indicio de que aquello ya no era un animal más; de que había un intelecto superior. El arte es una muestra de inteligencia, mucho más clara que la técnica. Hasta el cerebro básico de un ave sabe usar una piedra o un palito como herramienta. Las habilidades técnicas están presentes en todos los animales. En ese ejercicio artístico de las cuevas rupestres quedó demostrada la inteligencia de los seres que acabarían dominando el mundo. Con inteligencia, emprendimiento, con sensibilidad, innovación… Con creatividad.
Ahora, cuando veo mi firma, sé que las líneas paralelas, no es que no converjan nunca, sino que se juntan en el infinito.
La vida es breve. No postergues lo que es importante para ti. Escribir lo es, no lo dudes más, no lo pospongas más. Confía en tu creatividad. El mundo nos necesita.
Feliz día de la Creatividad.
Me parece muy interesante lo que nos cuentas. Alguien nos dijo una vez que tenemos que ser egoístas para llegar a ser, lo que queremos ser. La mejor decisión es aquella que nos permita crecer y encontrar el camino de nuestra meta. Hay que preguntarse a menudo… ¿Quién soy? ¿Qué quiero? ¿Cómo lo hago? Y de ahí, hacia delante. Yo quiero escribir ¿Y tú?