La necesidad de escribir nos lleva algunas veces a unas situaciones que no favorecen demasiado la consecución de altos niveles de calidad narrativa o excelencia o como lo queramos llamar. Es por este motivo que sería muy importante que nos tomásemos el tiempo necesario para corregir nuestros textos del modo más exigente posible.
Pero por otro lado escribir es una actividad demasiado absorbente. Es algo artesano, tranquilo, diríase que lento. Si lo que escribes es una novela, entonces tienes que añadir la dificultad de las carreras de fondo y las recompensas, además de improbables, están muy aplazadas en el tiempo. Y el escritor tiende a procrastinar. ¿Cómo resolver todos estos problemas juntos?
El programa que te chilla si te paras
Hoy he encontrado un programa horrendo que chilla cada vez que yo permanezco unos pocos segundos sin escribir. ¡Cuántas y cuántas veces yo presionaba a mis amigos del Taller de Relatos para que escribieran deprisa! Por eso había decidido someterme a la misma medicina.
Al principio la cosa parecía funcionar. Quizá la presión era un poco excesiva. No podía apenas parar. ¿Pero qué tipo de reflexiones se podrían extraer de mi cerebro bajo semejante presión o estrés? ¿Qué sutilezas estéticas? ¿Era lógico que alguien que ayudaba a los otros a escribir mejor se sometiese a un sistema para sacar textos como si las palabras salieran de una fábrica de salchichas?
Pues quizás no era tan ilógico. En cualquier caso tenía que hacer el experimento, además de conocer la aplicación para poder hablar de ella a mis talleristas. ¿Qué conclusiones pude extraer de esta experiencia? Muy sencillo. Las palabras, como se suele decir en España, “salir, salen”. Lo de la calidad quedaba pospuesto al momento de revisar todo el texto, quitar errores, extractar…
No creo que esto sea siempre conveniente. En mi opinión es muy interesante cuando estás escribiendo artículos sobre temas que realmente conoces de antemano. Si estás escribiendo ficción, por supuesto que también puede ser útil, siempre que lo que estés escribiendo sea algo básicamente relacionado con la trama y lo tienes ya muy pensado y solo se trata de ponerlo en palabras. Naturalmente, la revisión de un texto literario implica tener muy en cuenta aspectos formales. Sin embargo, siendo como es muy importante llegar al punto en el que tienes el primer borrador terminado, sí que me parece interesante cualquier técnica que sirva para escribir a la carrera. Por ejemplo, lo que estoy escribiendo en este momento, ahora que escribo esta letra A: me ha costado muy poco tiempo llegar hasta aquí, y solo me faltan ochenta palabras o algo así, por lo que puedo decir que ha funcionado. Además el sistema me ha ayudado a tratar un tema que no había tocado nunca antes, por lo que por esta vez el resultado puedo decir que ha sido muy bueno. La verdad es que me he puesto un reto verdaderamente exigente, pero, ya veis, solo me faltan en este momento catorce palabras, Bueno, no. Solo me faltan siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno… ¡Cero!
Con unas palabras de más, os diré que me he excedido en un minuto y diez segundos el tiempo máximo que me había impuesto. Qué todas las demoras sean como esta.
¿Entonces qué? Funciona. Por el momento funciona. Voy a estudiarlo con más detenimiento, lo probaré por una temporada y compararé los programas análogos del mercado y contaré mis opiniones a mis amigos del Taller de Relatos y Novela.
Y ahora, tengo que dejar esto, porque se me ha agotado el tiempo y la aplicación me está chillando. Cortar cuando se acaba también es algo que está muy bien.